FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


martes, 24 de julio de 2007

"TURISTAS"

YANKEES, GO HOME

Sinopsis: Un grupo de turistas estadounidenses viajan por Brasil en un autobús, cuando este sufre un accidente. A la espera de que venga a recogerles otro autobús, deciden bajar a la playa, donde les han dicho que hay un chiringuito, y tomarse allí unas caipirinhas para ir pasando el rato. Lo que no sospechan es que los turistas son un cebo fácil y codiciado para algunas personas. Tras ser drog
ados y robados, descubrirán que su pesadilla no ha hecho más que empezar.

Cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, y esta película es un claro ejemplo de ello. Con un grupúsculo de protagonistas hartamente recurrido en los últimos diez años (un grupo de jóvenes impertinentes y prepotentes estadounidenses que las van a pasar peor que el Diablo en una iglesia), y un argumento sobado hasta la saciedad (un peligro inminente y terrorífico que les hace partícipes de un peculiar “tonto el último” por salvar sus vidas), John Stockwell hace un esfuerzo notable por intentar salvar los papeles y hacernos sentir miedo. Tengo que admitir, a pesar de lo que diga parte de la crítica, que en cierto modo lo ha conseguido. No voy a despanzurrarles la película, así que baste decir que la motivación que mueve a los villanos de esta cinta, es tan real –y existente, por qué no decirlo– que más de uno se lo pensará dos veces antes de hacer cualquiera de las estupideces que exhiben los protagonistas de esta película. Y es ahí donde reside uno de los pocos factores benéficos de esta producción, en la credibilidad de los hechos que nos cuentan.
Casi todos los protago
nistas provienen de series de la pequeña pantalla (Josh Duhamel sale en “Las Vegas”, Melissa George en “Alias”, Olivia Wilde en “O.C.”, Beau Garret en “El séquito” y Desmond Askew en “Roswell). Tal vez pensaron que así sería todo más fácil, pero no lo ha sido. Los personajes están mal trabajados. Son planos, sin profundidad (y eso que ya son más bien treintañeros, y no adolescentes imberbes), estereotipados y previsibles. Con ellos, Stockwell parece haber seguido al pie de la letra el “Manual de lo cutre”. Tan mal desarrollados están, que hay momentos en los que, tras haber susurrado en voz baja que no hagan lo que van a hacer, incluso te alegras de que les pase lo que les pasa. Tan mal trabajada está la historia, que en cuanto aparecen los dos suecos y se hacen amigos, sabes que serán los primeros en palmarla (ya que no son americanos y no hay negros chistosos en el grupo pues... ¡a por ellos!). Y por si esto fuera poco, todo empieza a suceder cuando llevamos más de cuarenta minutos de película adivinando curvas sinuosas y testosterona por doquier bajo prendas mínimas y transparentes, por lo que al final los hechos se precipitan con demasiada rapidez y sin mucho orden.
Para compensar un poco el balance negativo, hay que darle una buena puntuación a toda la escena acuática en las cuevas, que consigue una tensión narrativa digna de los mejores thrillers. Y una escena gore en particular se lleva la palma, por su sencillez, por sus excelentes efectos especiales y por el estoicismo maquiavélico con que el malvado doctor (y no diré más) lleva a cabo su trabajo. Y en ese sentido, hay que decir que esas escenas están muy bien filmadas (de hecho, más que en otras cintas de terror con más renombre).
En definitiva, una cinta más de entretenimiento veraniego para amantes de los thrillers de adolescentes, que al menos consigue mantenernos en vilo y plantearnos si merece la pena hacer esas vacaciones que teníamos planteadas.

miércoles, 18 de julio de 2007

"PATHFINDER, EL GUÍA DEL DESFILADERO"

COLÓN NO LLEGÓ PRIMERO

Sinopsis: Tomando como punto de partida las nuevas teorías sobre el choque de culturas entre Europa y América, “Pathfinder, El Guía del Desfiladero”, nos narra la hipotética epopeya de un drakkar encallado en las costas de Norteamérica, y de cómo un joven vikingo, es adoptado y criado por los indios nativos de la zona. Siendo ya adulto, los vikingos regresan a aquellas costas para arrasarlo todo, y él se verá obligado a enfrentarse con los fantasmas de su pasado, y a defender a su pueblo y a la mujer que ama de aquellas gentes que fueron, en otro tiempo, su verdadero pueblo.

Si Cristóbal Colón levantara la cabeza para ver esta película, se sentiría más que indignado al ver lo que en ella se plantea. Y, reconozcámoslo de paso, también los españolitos de a pie nos unimos a ese sentimiento patrio que nos hiere en lo más profundo del alma. Ya nos fastidia bastante la idea de que Colón pudiera ser genovés, como para que ahora nos vengan con que hasta los vikingos (no los romanos ni los griegos, sino los vikingos) llegaron a América antes que nosotros, y no por medio cuerpo, sino la friolera de cuatro siglos antes.
Y lo peor de todo es que los últimos descubrimientos arqueológicos parecen apuntar la realidad de que así fue, por lo que no nos queda otro remedio que callar y esperar ingenuamente a que las evidencias queden en evidencia por sí solas. Menos mal que a ese carro también se apuntaron ahora los chinos y los sudamericanos, quienes parecen defender a capa y espada que también ellos llegaron antes que los tres navíos españoles.
En cualquier caso, y para que sirva de advertencia para aquellos que piensen lo contrario, lo que se plantea en “Pathfinder, El Guía del Desfiladero”, no deja de ser un mero contexto en el que enmarcar una historia desdibujada e imprecisa. No es sino un remake más que libre de otra película de 1987 titulada casi del mismo modo (“Pathfinder, El Guía del Desfiladero Maldito”), y que obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera ese mismo año. Aquella, sin embargo, se basaba en una antiquísima leyenda lapona según la cual, un joven veía cómo su pacífico poblado era arrasado por unas hordas enemigas, mientras él, casualidades del destino y caprichos de la fortuna, se veía de la noche a la mañana convertido en líder de su pueblo y en héroe para la posteridad. Los productores de esta nueva versión, Mike Medavoy y Arnold W. Messer, fuertemente impresionados por la fuerza y el mensaje que emanaba dicha cinta, decidieron hacer un remake de la misma, pero dándole unos toques de maquillaje que permitiesen actualizarla y convertirla en un fuerte reclamo para la taquilla. Y ni qué decir tiene que, sin duda, lo han logrado. A su joven director, Marcus Nispel, quien ya nos sorprendió con su poderosa revisión de un clásico del terror como es “La Masacre de Texas”, ya le había rondado por la cabeza una idea similar desde hacía años, y eso contribuyó enormemente a que director y productores, estrecharan sus manos en este proyecto.
Pero tampoco esperen una película con un gran guión ni una trama compleja. Nada más lejos de la realidad. “Pathfinder” es un mero corre-que-te-cojo, una exhibición de escenas de acción, cercenamientos y amputaciones varios, en un collage visual que sigue la estela de películas como “Sin City” o “300”, intentando amarrar en cada fotograma la fuerza visual de una novela gráfica convertida en cine. Y hay que decir que el esfuerzo ha merecido la pena. La increíble combinación de blancos, grises y negros, con la explosiva fuerza de los más gélidos paisajes canadienses, hacen de “Pathfinder” un más que interesante ensayo visual, al que se une una poderosa y atractiva banda sonora compuesta por Jonathan Elias, un músico en la sombra entre cuyo palmarés, se esconden algunas pequeñas joyas entre las que destacan piezas diversas para Alien, Gandhi o incluso Blade Runner. Tal vez por esa buscada similitud con las aclamadas adaptaciones de Frank Miller, la crítica no la vea con buenos ojos, y no les culparemos por ello. Una película necesita algo más que la simple estética visual para poder ser considerada arte.
En el reparto tenemos como protagonista a Karl Urban en el papel del héroe de la tribu Wampanoag, Ghost, quien nos sorprendió muy gratamente en su papel de Éomer en la trilogía de El Señor de los Anillos, pero que aquí se queda un poco carcomido bajo planos oscuros y una falta de sensibilidad latente en su interpretación. Aún así, no deja de ser un interesante héroe trágico (a mí me sorprendió muy gratamente en la adaptación de las novelas de Tolkien). Su Némesis no es otro que un fabuloso Clancy Brown en el papel de Gunnar, el capitán vikingo, haciendo un guiño a los espectadores más avezados, y que nos permite resucitar los mejores recuerdos de aquel legendario Kurgan de la película “Los Inmortales”, envejecido, pero siempre siniestro y brutal, aunque nada cómico. En definitiva, dos estereotipos que son bienvenidos, y que ayudan a fortalecer aún más el espíritu de novela gráfica que pretende ofrecernos la película.
Hay que destacar la fabulosa labor de Daniel C. Pearl, director de fotografía, que se ha visto obligado a enfrentarse a situaciones extremas debido al cambiante clima canadiense, y que dificultó enormemente su intento por mantener una uniformidad lumínica y fotográfica a lo largo de toda la película. A pesar de todos los inconvenientes (escenas rodadas indistintamente de día y de noche, con sol y con nubes, con lluvia y sin ella), hay que alabar la gran calidad de su trabajo. Incluso en esos inconvenientes, vio su director algo positivo al afirmar que “el tiempo se convirtió en otro participante de la película (...) cuando los actores empiezan a sudar o a temblar, cuando les corre verdaderamente la adrenalina, dejan de actuar y comienzan a ser reales. Entonces es cuando comienzan a ser vikingos y nativos americanos, y todo en la historia empieza a encajar en su sitio”.
Cierto que no es la mejor película de aventuras, y cierto también que no tiene un guión poderoso, a pesar de lo que pueda sugerir en un principio, pero no se ofusquen. Si van al cine, vean “Pathfinder” como lo que es: un entretenimiento bastante bien filmado y mejor fotografiado. Una historia de héroes trágicos y malvados de folletín, enmarcados en un cómic convertido en cinta, que no busca otra cosa que transmitir al espectador el ritmo salvaje y frenético de un enfrentamiento entre culturas primitivas, rodeados por un clima y un paisaje igual de ancestral y cruel que sus protagonistas. Y sobre todo no se fíen del poster: es espectacular, pero también lo era el de Ator el Poderoso y... ya saben.