FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


domingo, 10 de agosto de 2008

"EL CABALLERO OSCURO"

LA DELGADA LÍNEA ENTRE EL BIEN Y EL MAL


Sinopsis: Al héroe llamado Batman y al teniente Gordon se une esta vez un hombre que traerá nuevas esperanzas a Gotham. Se trata de Harvey Dent, el nuevo Fiscal del Distrito, un hombre idealista y sacrificado que puede convertirse en el nuevo héroe de la ciudad, el relevo para Batman dentro de los límites de la justicia. Los tres hombres se unirán para derrocar a las bandas organizadas que campan a sus anchas por la ciudad de Gotham, pero un nuevo delincuente se interpondrá en su camino. Su nombre es Joker, y traerá consigo un nuevo concepto de la criminalidad, sin objetivos ni razones, que obligarán a Batman a acercarse peligrosamente a la delgada línea que separa el bien del mal.

A principios de los 90 el concepto y la estética del mundo de Batman comen
zaron a sufrir un cambio radical. Algunos autores se atrevieron a plasmar a través de sus guiones y de su dibujo nuevas perspectivas de esos misteriosos héroes enmascarados que siempre se encuentran un paso más allá de los límites de la justicia. La propia esencia, la estética y el origen mismo del hombre murciélago ponía las cosas aún más fáciles, y numerosos cómic-books de la época empezaron a mostrar al justiciero de Gotham como un personaje oscuro y atormentado, la otra cara de la moneda de toda una amalgama de villanos tradicionales que fueron transformados a su vez en psicópatas y asesinos, surgidos del Manicomio de Arkham y convertidos en grotescos engendros por la misma sociedad que los ocultó a los ojos del mundo. Este cambio de look venía dado en contraposición a un Batman tradicionalmente justo y recto, de vestuario colorido y comportamiento casi caballeresco, cuyos enemigos –incluídos gente como Joker o Dos Caras– no eran sino villanos esperpénticos de actitud circense, que parecían ridículos e incapaces frente a un superhéroe que arrancaba de sus lectores respeto y la admiración a partes iguales desde los años 40 hasta finales de los 80. Pero este largo reinado necesitaba un cambio drástico para seguir manteniendo con vida al hombre murciélago.
Tim Burton visualizó un Batman muy clásico en sus películas de 1989 y 1992, que se volvió aún más clásico con las ulteriores secuelas de Joel Schumacher en 1995 y 1997, dos auténticos fiascos algo desfasados que se hallaba más próximo a la serie de televisión de los años 40 que a las expectativas que tenía puestas el público en ellas. En contraposición, DC, Warner BROS. y el realizador británico Christopher Nolan decidieron comenzar de cero con “Batman Begins” (2005), filmando
a un Bruce Wayne mucho más oscuro, introspectivo y atormentado en una cinta a través de la cual realizaba un auténtico viaje interior que culminaba con el nacimiento del hombre murciélago. “El Caballero Oscuro” (Christopher Nolan, 2008) prosigue con ese viaje interior, amplificando y mejorando los conceptos, afianzando su personalidad, sus sueños y sus miedos, y enfrentando al justiciero de Gotham no sólo consigo mismo, sino también con unos antagonistas sin los cuales, Batman no puede ser entendido hoy en día. El Joker es la Némesis de Batman, ese otro yo en el que se puede convertir si algún día olvida dónde están los límites de la justicia. En ese sentido, Heath Ledger nos ha dejado un legado fantástico, una soberbia interpretación de un villano que merecía algo más que la histriónica versión que de él hizo Jack Nicholson, y que envilece al personaje hasta extremos francamente grandilocuentes sin abandonar esos matices bromistas y macabros, dementes y circenses que siempre han caracterizado al personaje. Y entre esos dos extremos tenemos al Fiscal del Distrito Harvey Dent, un Caballero Blanco que esgrime la justicia como Batman, pero sin rozar sus límites. Un hombre que puede traer la esperanza a Gotham, y que sufrirá también su propio viaje interior, una transformación que conllevará la pérdida de conceptos y valores hasta extremos francamente interesantes, convirtiéndole en Dos Caras. Nolan ha hecho un trabajo fabuloso en el desarrollo de los personajes. Ha seguido supeditando la acción a la historia en favor de unos personajes mucho más próximos al espectador, más humanos y menos heroicos, siguiendo esa corriente gótica en la que no hay buenos y malos, sino diferentes niveles de grises.
Gotham es el otro gran personaje de esta historia, una ciudad de 30 millones de habitantes invadida por el cáncer de la delincuencia de bandas, y empeorada por la llegada de los psicópatas, asesinos y dementes que escaparon del Arkham Assylum al final de “Batman Begins”, y entre los cuales se encuentra el Joker. Compensando la balanza, continuamos disfrutando de todo ese gran elenco de actores que adornan al Caballero Oscuro de Gotham, interpretados con gran acierto por unos siempre fabulosos Michael Caine, Gary Oldman y Morgan Freeman, y que le dan mayor consistencia aún a ese espíritu que posee la cinta de anteponer la elaboración de los persona
jes al despliegue de la mera acción y de los efectos especiales.
Hay un gran trabajo visual en Gotham, algo que ya pudimos ver en “Batman Begins”, pero que aquí cobra una nueva dimensión aportando una fotografía más oscurantista aún si cabe, en la que las luces y las tinieblas juegan un papel decisivo en ese viaje interior de los personajes, adjetivando con su presencia algo que ya venimos intuyendo a medida que avanza el metraje. Hans Zimmer y James Newton Howard han creado una partitura más que correcta, y que plasma con gran acierto esa sensación de caos y de tensión que supura por toda la cinta. “El Caballero Oscuro” es una secuela mucho más dinámica y oscura que su predecesora, resultado de ese viaje hacia el límite al que me he estado refiriendo, y que deja las puertas abiertas a un mundo totalmente distinto, en el que la delgada línea entre el bien y el mal se vuelve más delgada todavía. Un mundo en el que, tal y como sucede en nuestra realidad cotidiana, el bien y el mal se encuentran cara a cara sin saber muchas veces si se encuentran a un lado o al otro de la línea.