FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


sábado, 1 de agosto de 2009

"EXORCISMO EN CONNECTICUT"

LA ÚLTIMA CASA ENCANTADA

Sinopsis: La familia Campbell pasa por dificultades económicas debido al tratamiento que está llevando a cabo su hijo Matt, quien sufre un cáncer en estado terminal. Por ese motivo se ven obligados a trasladarse a una antigua casa en Connecticut, mucho más asequible a sus posibilidades. Lo que no saben aún, es que Matt comenzará a convertirse en un polo atrayente, en una esp
ecie de antena que conectará el mundo de los vivos con las fuerzas del más allá, que intentarán transmitir un oscuro mensaje sobre algo que ocurrió en aquella siniestra casa hace muchos años.

¿Cómo realizar una buena película de “casa encantada”? La respuesta es fácil: una buena historia, emociones fuertes y un ambiente opresivo y lóbrego. La solución, en cambio, ya no lo es tanto: no todo el mundo sabe hacerlo. Algunos se ciñen al susto fácil, con las recurrentes subidas de volumen en la partitura musical o en los efectos sonoros, mientras que para obtener ese ambiente opresivo y lóbrego, se limitan a oscurecer ángulos y rincones mientras los protagonistas se desplazan por los pasillos de la casa en cuestión suspirando entrecortadamente como monjas en celo. Y respecto a lo de la buena historia –esa que echamos tanto en falta últimamente–, ya ni hablemos. Prefieren dejarlo todo a la suerte del efectismo de los efectos especiales y a ver qué pasa, algo que no solía ocurrir en otro tiempo en el que, a falta de ordenadores que hiciesen ese trabajo, había que escurrirse un poco más la mollera para conseguir el efecto deseado.
“Exorcismo en Connecticut” (Peter Cornwell, 2009) es una obra más que destacada dentro del subgénero en lo que llevamos de década. Cumple a la perfección con sus
pretensiones, configurando una puesta en escena brillante, en la que la inquietud y la sensación de que va a ocurrir algo en cualquier momento, flota como una pesada neblina durante gran parte del metraje. No es casualidad. La casa en la que se ha rodado la película, al igual que aquella en la que se inspira, también fue una funeraria en otro tiempo.
Posee algo de lo que suelen carecer las películas de este tipo, y es la inserción de personajes con un fuerte componente humano, que aportan un nivel más, otra capa en la que profundizar y que nos acerca mucho
más al sufrimiento de los protagonistas. En este caso, lo hace a través del cáncer, uno de los peores males del siglo XX y, al paso que vamos, también del siglo XXI. El elenco de actores sabe dotar a sus roles de la fuerza necesaria para matizar y enfatizar esos rasgos definitorios que les han dado. De este modo, consiguen darle otra vuelta de tuerca al vínculo empático establecido entre ellos y el espectador.
Partiendo de esta sólida base de personajes con cuerpo, y una puesta en escena correctísima, lo único que queda es el factor paranormal. El uso de flashbacks para ir dando pinceladas de los terr
oríficos hechos acaecidos en la casa de Connecticut, nos proporcionan un considerable poso de intriga para fortalecer los hechos que van a suceder en la actualidad. Tal vez lo más trillado sean los inevitables crujidos del entarimado, las puertas y demás quejidos típicos de estas viejas casas victorianas, pero que contribuyen indefectiblemente al efectismo que siempre se pretende en este tipo de producciones. Lo que sí debe ser destacado, es el carácter terroríficamente carnal de los cadáveres, de un realismo tan extremo que su sola visión produce pánico, con esos tatuajes, las uñas rotas y los ojos blancos, que recuerda tremendamente a las alucinaciones que suele escribir Cliver Barker, y que nos aproxima aún más ese mundo fantasmagórico, casi etéreo de los fantasmas y el más allá. Al convertir ese mundo en algo carnal y, consecuentemente, más próximo a nosotros, lo que hace es convertirlo a su vez en un terror, en una amenaza más próxima de lo que estamos acostumbrados a considerar.
Sólo hay un aspecto negativo en esta producción, y es que al final, se deja llevar por los convencionalismos del subgénero, haciendo uso de todos los tópicos cuando, hasta el momento, el metraje había destacado precisamente por lo inusual del trato. Con ello rompen un poco esa aura especial, y acabas saliendo del cine con la sensación de que podía haberse hecho mucho más con todo el material que han desplegado ante nuestros ojos.