FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


miércoles, 12 de septiembre de 2007

"CABEZA DE MUERTE"

TERROR EN LATA


Sinopsis: Un grupo de jóvenes norteamericanos viajan hasta Irlanda, donde les espera un amigo, Jake, quien les pretende enseñar el placer de buscar y degustar las setas del mundo. Pero les advierte que no prueben un hongo conocido como “cabeza de muerte”, ya que su ingesta puede provocar hasta la muerte. Además, según cuentan las leyendas irlandesas, puede llegar a otorgar fuerza sobrehumana, la habilidad de cambiar de forma, la premonición e incluso el don de poder hablar con los muertos. Jake les cuenta también la leyenda de un niño deforme que fue maltratado en un orfanato cercano y quien, según cuentan, aún está vivo, y se dedica a matar turistas ocasionales desprevenidos. Todo empeora cuando Tara ingiere una de esas setas alucinógenas, y empieza a tener premoniciones de la muerte de algunos de sus amigos.

Normalmente el cine europeo suele sorprendernos gratamente al presentarnos una película de terror de fabricación propia. Suelen ser obras con una identidad propia y que, a pesar de seguir bebiendo de algún modo de los modelos de Hollywood, nos presentan enfoques y facturas mucho más originales, que llegan a sorprender a propios y extraños, y que se diferencia cultural y conceptualmente del terror que nos llega de oriente. Ejemplos los tenemos por docenas, desde “Los Otros” (Alejandro Amenazar, 2001) y “Darkness” (Jaume Balagueró, 2002) hasta “The Descent” (Neil Marshall, 2005) y “28 días después” (Danny Boyle, 2002), pasando por “28 semanas después” o “Intacto” (Juan Carlos Fresnadillo, 2007 y 2001 respectivamente). Sin embargo, en el caso que nos atañe nos encontramos frente a una película desestructurada y mal concebida por la que vamos perdiendo progresivamente el interés a medida que avanza el metraje. Pretende ser un continuo guiño a todas las escuelas y estilos, guiño que acaba convirtiéndose en un inquieto y molesto tic que absorbe cualquier indicio de identidad propia que pudiera tener la película. Desde los referentes obvios al terror teen y psycho que tanto han sabido explotar nos norteamericanos, hasta los referentes orientales más actuales, pasando por una fotografía y ambientación de tintes claramente europeos, “Cabeza de muerte” se convierte en un soporífero expositor de tendencias. Su director, Paddy Breathnach, llegó a afirmar que pretendía unir la fuerza narrativa del terror americano con el poder visual del terror oriental. Y al decirlo, confesó sin querer la poca originalidad de esta cinta.
Es tal el popurrí, no sólo conceptual y estilístico, sino también argumental, que antes de mediar el cenit de la película ya hemos perdido todo interés en ella. Nos queda claro que los hongos alucinógenos están produciendo estragos, pero también que todo cuanto ocurre es mentira, y que al final el director pretende sorprendernos con un final que, de tan inesperado que es, se vuelve previsible.
En definitiva, un producto de baja calidad, con medios pero sin arte, terror en lata que no consigue otra cosa que defraudar tanto al espectador como al amante del buen cine de terror.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

"EL ORFANATO"

OTRA VUELTA DE TUERCA

Sinopsis: Laura, Carlos y su hijo Simón, se instalan en un viejo caserón que en el pasado fue el orfanato donde creció Laura, dispuestos a comenzar un nuevo proyecto cuidando a niños discapacitados. El pequeño Simón comienza a manifestar una extraña actitud que le hace crear amigos imaginarios con los que comparte crípticos juegos, y en los que pronto se verá involucrada Laura. Una serie de acontecimientos obligará a la madre a enfrentarse con el pasado del orfanato que fue su hogar de infancia y, a la vez, también con su propio pasado.

Que el cine de terror en España está pasando por una etapa de bonanza, no es nada nuevo, pero no podemos dejar de sentirnos orgullosos al ver que seguimos sin despeinarnos frente la visible falta de ideas que están sufriendo otros mercados. Y no es cuestión de que seamos mejores o peores, sino que insistimos en reinventarnos a nosotros mismos y dejar de mirar de reojo qué es lo más conveniente para la taquilla.
En el caso de la película que nos concierne, “El Orfanato” (Juan Antonio Bayona, 2007) tiene la virtud de contarnos una historia recurrente de un modo tan personal que hasta llega a parecer original. Uno de los referentes más antiguos de esta trama, lo encontramos tal vez en la novela de Henry James, “La otra vuelta de tuerca”, de 1898, de la cual ha habido numerosas adaptaciones cinematográficas, entre ellas “T
he innocents” (Jack Clayton, 1961), o la homónima “Otra vuelta de tuerca” (Eloy de la Iglesia, 1985). Siguiendo su estela en territorio nacional, pero siempre con características estilísticas propias que han sido sobradamente reconocidas por la crítica tanto nacional como internacional, tenemos “Los Otros” (Alejandro Amenábar, 2001) o “Frágiles” (Jaume Balagueró, 2005).
Pero por suerte, no debemos ni tendremos que comparar a “El Orfanato” con e
stas películas en ningún otro aspecto que no sea el de la recurrencia de la trama principal de la historia, porque en lo demás, nos encontramos frente a un planteamiento muy personal y cuidadamente dramático, que proporciona una profundidad psicológica a los personajes que es de agradecer. Cierto es que también recurre a determinados aspectos arcaizantes, como era de esperar en una película que pone su mirada en el género del terror clásico. Así, las grandes orquestaciones (a veces un poco manidas en su clasicismo), las ambientaciones góticas del enorme caserón asturiano donde ha sido rodada, la máscara de saco que utiliza Tomás (y que nos recuerda a un siniestro espantapájaros, o a cualquier asesino en serie que seamos capaces de recordar) e incluso ciertos planos y secuencias que beben directamente de los cánones básicos del buen cine de terror, nos devuelven con renovada frescura los recuerdos del cine de terror de toda la vida, aquel que, por desgracia, es cada vez menos frecuente. Y todo ello, sin efectos especiales exagerados, para presentarnos una historia de fantasmas tan material y palpable, tan real, que la creemos posible en todo momento, facturada con la gracia y simpleza con que se rodaban las películas cuando la informática era una ficción en sí misma.
En el plano de actores, subrayar la excelente interpretación de Belén Rueda, para nada hiperbólica, dramática y sobria al mismo tiempo, y sin la cual hubiese sido imposible llevar a buen puerto una historia que se sustenta básicamente sobre ella. En ella ha demostrado un excelente savoir-faire, y que no es exclusivamente necesario recurrir a actrices extranjeras para que nuestro cine funcione en taquilla. Aún así, se agradece la presencia de Geraldine Chaplin en el papel de la médium, que con apenas unos minutos de presencia dota a la película de un sorprendente glamour con su sola y lóbrega presencia.

Pero no podemos despedirnos sin decir que se nota que es una película novel, básicamente por la inconsistencia de algunos aspectos de la trama, una serie de cabos sueltos que quedan sin atar, así como por los pequeños gazapos cronológicos que chirrían ligeramente (como por ejemplo, la diferencia de edad entre Benigna y Laura, muchísimo menos acusada cuando eran niñas).
Puede también que el final de la película sea demasiado dilatado, con una serie de reiterativos epílogos que frenan súbitamente el ritmo que Bayona ha sido capaz de imprimir durante el resto del metraje, y que lo único que hacen es diluir ese logradísimo sentimiento final que consigue en los espectadores. Y todo en favor de una metáfora a lo Peter Pan, que ya ha sido más que tratada a lo largo de todo el metraje con Laura como una Wendy a la española.
A pesar de todo, la fuerza del relato y el buen pulso narrativo alejan al espectador corriente de ese sentimiento de ligera inconsistencia argumental, dejando en él un grato sabor agridulce que convierte una sorprendente historia de fantasmas en un triste y oscuro cuento para las noches de invierno. Como dijo Herny James, otra vuelta de tuerca.