FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


martes, 23 de febrero de 2010

"DAYBREAKERS"

CUANDO LOS VAMPIROS GOBIERNEN EL MUNDO

Sinopsis: Año 2019. La práctica totalidad del planeta ha sido infectada por una misteriosa enfermedad que ha acabado por convertirles a todos en vampiros. Los pocos humanos que quedan se han co
nvertido en ganado para los vampiros, pero los humanos se están extinguiendo, y con ellos la posibilidad de que los vampiros sigan gobernando el mundo. Edward Dalton, un hematólogo vampiro que está investigando un alimento alternativo para sus congéneres, conocerá a Audrey, una humana que le hará partícipe de un descubrimiento científico que decidirá el futuro de humanos y vampiros.

Los hermanos Spierig nos sorprendieron gratamente con su cinta gore “Undead” (2003), y ahora regresan a la mitología de las criaturas de la noche con esta cinta con claros re
ferentes al mundo del cómic. “Daybreakers” está repleta de claroscuros que impregnan una fotografía más que sugerente, de momentos excelentes y otros un tanto desgarbados. Con claras influencias de películas como “Matrix” –las granjas de humanos– o “Metropolis” –los planos generales de la ciudad nos la recuerdan continuamente–, la ambientación de la película posee aspectos muy bien elaborados, aunque poco originales, que nos permiten sumergirnos en un mundo futuro un tanto idealizado. Pero ahí acaba todo. Partiendo de un planteamiento general bastante original, nos vamos adentrando en un guión demasiado básico y muy poco trabajado, precipitado en algunos casos, y que únicamente parece contar con esa relativa “sorpresa” final para darle cierto aliciente a la historia. Los personajes, a pesar de contar con actorazos de la talla de Ethan Hawke, Sam Neill o Willem Dafoe, están sumidos en la más absoluta inocuidad, faltos del menor síntoma de profundidad o trasfondo, y obligados a servir de meros comparsas de una historia precipitada y escueta, sobre todo si tenemos en cuenta las enormes posibilidades que brindaba el planteamiento inicial. A favor, unos efectos especiales impactantes y bien trabajados que al menos hacen justicia a lo que se espera de una película de vampiros.

lunes, 22 de febrero de 2010

"THE ROAD"

ÉTICA PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS

Sinopsis: Basada en la novela homónima de Cormac McCarthy y ganadora del premio Pulitzer, nos sitúa en un mundo postapocalíptico en el que, un padre y un hijo, realizan un largo viaje hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Pero el trayecto no estará exento de riesgos, y se encontrarán con algunos de los pocos seres humanos que aún quedan vivos. Algunos se han vuelto locos o están enfermos. La mayoría, por desgracia, se han convertido en caníbales que depredan a sus semejantes.

Aunque debo reconocer que no he leído la novela, debo admitir que la labor de John Hillcoat a la dirección es verdaderamente sublime en lo que a intención de adaptación literaria se refiere. Uno puede vislumbrar y entender perfectamente los pasajes de la obra literaria, no sólo a través de esa voz en off tan necesaria que salpica ciertos momentos de la cinta con formidable prudencia, sino también a través de esos trasfondos apocalípticos comedidos pero impresionantes, hundidos en tal amalgama de grises que se podría decir que son las plasmaciones oníricas de un texto en blanco y negro. Un gris de desesperanza y vacuidad que produce una profunda desolación y malestar en el espectador, y que ayuda enormemente a hacernos sentir al borde del fin de nuestra raza. En ese sentido, una merecida congratulación para la excelente labor en la fotografía de Javier Aguirresarobe, quien parece haber encontrado finalmente un hueco definitivo en la Meca del Cine.
Pero sobre todo, debo quitarme el sombrero ante la impresionante labor interpretativa de Viggo Mortensen, quien con esa voz rota y entristecida y esa mirada melancólica y temerosa, logra hacernos conmover hasta extremos pocas veces alcanzados. Y otro diez para Kodi Smith-McPhee en el papel de su hijo, una réplica a la medida de su coprotagonista adulto, y sin el cual el papel de Mortensen perdería gran parte de su valor. Y a su vez se encuentran rodeados de unos secundarios de la talla de Charlize Theron, Robert Duvall o Guy Pearce, ambos gratificados con su particular escena memorable, y que ayudan potencialmente a crear una pléyade de personajes sólidos y reales sin los cuales, no hubiera sido posible hacer creíble un futuro tan desolador.
Hillcoat ha sabido compaginar perfectamente el lirismo narrativo de ciertos pasajes con la fluidez fílmica de los momentos de mayor tensión, sin caer en ningún momento en la arritmia o en la pesadez.
Y no hay que olvidar la fuerza interna del mensaje que pretende transmitir la película -a través de unos personajes intencionadamente sin nombre-, un mensaje esperanzador y trágico a la vez, y en cuya exposición se evalúa la bestialidad inherente al ser humano en contraposición a su idealismo y fuerza intrínsecos, que nos hace capaces de lo mejor y de lo peor. Y esa intencionalidad, desapegada en parte de etiquetas que puedan restarle credibilidad a la historia, es algo que merece otro punto a favor en una obra cuyo conjunto resulta, en conclusión, merecedora de las mejores alabanzas.

miércoles, 17 de febrero de 2010

"EL HOMBRE LOBO"

UN REMAKE PARA DAR EJEMPLO

Sinopsis: Lawrence Talbot regresa a la casa nobiliar de su familia, en el pueblo de Blackmoor, tras la desaparición de su hermano. La prometida de su hermano, Gwen Conliffe, le pide personalmente que le ayude a encontrar a su prometido. Nada será fácil para él, ni el reencuentro con un padre del que se había distanciado, ni el tener que enfrentarse a un pasado que casi ha olvidado tras su reclusión en un manicomio, justo después de aquella noche en que murió su madre. Pero las cosas aún irán a peor cuando Talbot descubra que su hermano ha sido terriblemente despedazado por una bestia, y se entere de que una horrible maldición pesa sobre las tierras de Blackmoor.

Ante todo debo decir que me he llevado dos sorpresas con la llegada de tan esperada película: una buena y otra mala. La primera me llegó con el visionado de la cinta, un remake de la inmortal película homónima que en su día protagonizara Lon Chaney Jr. (George Waggner, 1941), y que ha supuesto un verdadero lifting visual más allá de todas mis expectativas, y de lo cual hablaré con detalle más adelante. La segunda sorpresa, la mala, ha sido el hecho de descubrir no pocos críticos dedicados a ensañarse con la película en la red, como si de hombres-lobo se tratara. Algunos la tildan de “traumático melodrama”; otros, se empeñan en decir que “Joe Johnston no es Coppola”, y así querer comparar el remake de “El Hombre Lobo” con el de “Drácula de Bram Stoker”; hay quien dice que “la cinta entretiene sin entusiasmar, recorre el mito sin innovar y vaciándolo de vida”.
Y heme aquí, al otro lado de ese extremo pastoso de los críticos voraces, que son incapaces de dar su brazo a torcer ante la posibilidad de ver un clásico del género superado por el artificioso Joe Johnston, rompiendo una lanza a favor de una cinta que merece gran consideración y respeto, y quitándome el sombrero –si lo llevara– frente a una obra de una factura verdaderamente sincera y de oficio.
No sólo estoy hablando de unos efectos especiales dignos de mención, algo de esperar en un artesano de lo digital como es Jonhston. No hablo sólo de un hombre lobo más que logrado y que hace honor a aquel que en su día protagonizara el hijo del mítico Lon Chaney. Hablo de unos personajes manifiestamente más elaborados que los del clásico de los Estudios Universal, de un guión repleto de matices que jamás llegó a tener la versión original –aunque algunos se empeñen en decir que está vacío–, de unas interpretaciones más que aceptables, un impecable vestuario y recreación de la época victoriana, así como unos decorados y exteriores que hacen continuamente referencia a tantas y tantas películas clásicas del género. Y es que, a nivel artístico, “El Hombre Lobo” es una película memorable, un acierto de ambientación gótica que transmite, durante todo el metraje, esa sensación lúgubre de pesadez atmosférica que tanto se echa de menos en el cine actual.
En el plano de actores, merece una mención especial el siempre solvente Benicio del Toro, que dota a su Lawrence Talbot de una personalidad atormentada que le confiere profundidad al personaje, lejos de la picaresca casi burlona con que interpretara Lon Chaney Jr. a su hombre-lobo. Y qué decir de Anthony Hopkins, dando la talla como padre de Lawrence, aunque tal vez a veces peque de ser un poco exagerado en su rol –como ya ocurriera con su Van Helsing en el “Drácula de Bram Stoker”–
Cierto es que en ocasiones se deja influir ligeramente por el “Drácula” de Francis Ford Coppola, como en la escena del manicomio o, –más escaradamente– en ciertos acordes de la por otro lado magistral partitura de Danny Elfman, pero no por ello desmerece en absoluto el enorme esfuerzo realizado ni el resultado final obtenido.
“El Hombre Lobo” es fresca y gratificante, sincera en las escenas más brutales, hasta el punto de manifestarse marcadamente más realista que aquella a la que homenajea.
Señores críticos, seamos sinceros: el Hombre Lobo de Joe Johnston es netamente superior al de Waggner sin pretenderlo, y un homenaje que merece el respeto y consideración que ella misma tiene para con la película de la Universal. Es un ejemplo claro de cómo se puede mejorar un clásico aportando matices, mejorando la ambientación y perfeccionando unos personajes e interpretaciones lejos de la teatralidad diacrónica de otros tiempos, pero siendo respetuosa con el contexto histórico en el que se movía el personaje.
Seamos sinceros. Aunque el director de “Jumanji” no sea Coppola.