TERROR ISLEÑO
Sinopsis: La película nos cuenta la historia de Adelle (Maria Bello) y su hija Sarah (Sophie Stuckey), quienes van a visitar a James (Sean Bean), marido y padre de estas respectivamente, a una remota localización de la costa galesa. Allí desaparecerá Sarah bajo las olas ante la impotencia de sus padres, momento en que aparecerá una extraña y misteriosa niña llamada Ebrill (Abigail Stone), que supuestamente murió hace ahora cincuenta años. Esto llevará a Adelle a creer que esa niña posee el conocimiento de dónde está su hija y cómo traerla de nuevo a su mundo.
“The Dark” se manifiesta en un principio como una propuesta interesante dentro del panorama actual del cine de terror. Un plantel de actores que parecen estar en pleno apogeo de sus carreras (Maria Bello y Sean Bean), un director (John Fawcett) que ha recibido unas sorprendentes buenas críticas por su película “Ginger Snaps” (2000) –críticas que no dejan de sorprender por su excesiva benevolencia– y una historia interesante basada en la novela “Sheep”, de Simon Magín (1994) y en cuyo guión participó el mismo guionista que en “Ginger Snaps”, Stephen Massicotte. Y lo cierto es que todo aquello que propone “The Dark” parece ir cumpliéndose,

En el caso que nos ocupa, esta historia queda entretejida en un cúmulo de relaciones infructuosas, rencores, amor y esperanzas que pretenden con mayor o menor éxito convertir a los personajes en algo más que simples papeles de cartón; y en cierto modo Fawcett lo consigue a través de dos actores que se caracterizan por su fuerza interpretativa. Pronto nos damos cuenta, sin embargo, de que esto no va a se

Pero todo esto aún no nos debe importar demasiado, pues la historia promete y esperamos que esa misteriosa secta que practicó un suicidio colectivo hace casi cincuenta años, nos proporcione las sensaciones de miedo que tanto ansiamos. Por desgracia, la historia de la secta no irá más allá. Incluso las alusiones que hace, casi a modo de tenues pinceladas, a la mitología gaélica, no dejan de ser una esp

Tal vez por ello la película se queda en última instancia a medias tintas, recogida en un ámbito demasiado sentimental donde el terror va sintiéndose desplazado poco a poco hacia un segundo plano, y por tanto desilusionando al espectador que espera en todo momento la culminación de un planteamiento interesante con un desarrollo bastante pobre, y que al final sólo va a encontrarse con un refrito que nos recordará ineludiblemente a producciones anteriores de mayor gracia y fortuna, dejándonos con un regusto amargo y la sensación de que los realizadores podían haber mucho más para hacerse gustar.