UNA PESADILLA RECURRENTE
Sinopsis: Las jóvenes pertenecientes a una hermandad universitaria, se disponen a pasar la fiesta de Navidad en su sede, antaño hogar de un niño llamado Billy, conocido por haber asesinado a sus padres, y que desapareció misteriosamente. Lo peor de todo, es que la casa en la que se disponen a pasar la noche, fue en otro tiempo el hogar de Billy. Una amenazante llamada telefónica realizada desde el interior de la casa, despertará en las muchachas sus peores miedos.
Nada hay de nuevo en “Black Christmas” (Glen Morgan, 2006), salvo tal vez la ferviente voluntad de rescatar con cierta dignidad un subgénero como el slasher, que tan buenos momentos ha proporcionado a los amantes del terror, sobre todo en las décadas de los 70 y los 80, y que

El responsable de esta versión lleva a sus espaldas cierta experiencia en el género, con películas como “Desafío Final” (2000) o “Willard” (2003), y muestra de ello es que ha sabido conjugar con bastante acierto los elementos básicos que caracterizan a este tipo de producciones: adolescentes carnales, psicópatas siniestros, escenarios alejados y desolados, y las dosis pertinentes de asesinatos rituales y sangrientos. Difícilmente llegará a convertirse en un blockbuster, pero saldrá del paso.
Tal vez lo mejor de la cinta, sea la elegancia con que ha recuperado el espírit

Al otro lado de la balanza tenemos también, por desgracia, todos los tópicos que siempre solieron caracterizar a este tipo de películas, es decir, interpretaciones insolventes, psicópatas poco elaborados y un desenlace atropellado, poco meditado y tal vez demasiado sobado, que acaba dejándonos un regusto extraño: amargo al principio, pero dulce al mismo tiempo, ya que se recupera algo del espíritu de aquellos viejos slashers que tan buenos (y malos) momentos nos hicieron pasar.
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