FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


domingo, 25 de mayo de 2008

"LA NIEBLA"

EN LA MENTE DE KING

Sinopsis: Un pequeño pueblo de Maine se ve arrasado por una repentina y desastrosa tormenta. Mientras sus habitantes amanecen intentando regresar a sus vidas y arreglar los desperfectos, una espesa y extraña niebla cubre por completo la tranquila localidad. Pero hay algo más detrás de esa niebla.

La pasión que siente Frank Darabont por la literatura de
Stephen King es algo especial. Prueba de ello son las cuatro adaptaciones que con esta ha efectuado ya de novelas y relatos del maestro del terror. La primera de ellas fue un corto de principios de los 80, “Dollar babies”, resultado de una fabulosa iniciativa de Stpehen King, que vendía los derechos cinematográficos de algunos de sus relatos cortos por tan sólo 1$, con el fin de promover a los autores noveles. El resultado satisfizo enormemente a King.
Pero lo que Darabont tenía en mente era “La niebla”. Lo qu
e jamás hubiese imaginado, es que antes de poder cumplir sus sueños acabaría adaptando otras dos obras de King: “Rita Hayworth y la redención de Shawshank” –estrenada como “Cadena perpétua” (1994)– y “El corredor de la muerte” –estrenada como “La milla verde” (1999), dos dramas carcelarios que en verdad se encontraban un poco lejos de su verdadera pasión, que es el género del terror.
“La niebla” es un relato de terror con sabor clásico, cuyo mayor mérito no es la
originalidad de su historia, sino los hechos y el desarrollo que plantea. Si en algo es un maestro King, es en el desarrollo de sus personajes y de las relaciones humanas que les unen. Es un analista de la condición humana, y en ese sentido Darabont se ha convertido en un perfecto intérprete de su obra. “La niebla” pretende, no tanto atemorizarnos con el terror ignoto que se encuentra tras ella, sino más bien encararnos con el terror a nuestro propio comportamiento. El verdadero quid de la cuestión son las reacciones de las sociedades humanas cuando se ven sometidas a situaciones extremas, y que con tanto acierto supo exponer William Golding en su obra “El Señor de las Moscas” (1954).
Pero es cierto que el espectador podrá encontrar algo más que un profundo estudio antropológico sobre la condición humana. Hay monstruos de herencia lovecraftiana, y están tras la niebla. El espectador se quedará atenazado a su sillón mientras asiste a un futuro incierto, al despliegue del ingenio humano por sobrevivir en unas secuencias rodadas con gran eficacia, y a un final que no pinta ser, para nada, alentador.
Los puristas, advertidos quedan: Darabont ha optado por un final distinto del que propusiera King en su obra, agridulce, pero ligeramente más esperanzador.

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