FURIA DE TITANES
estreno el 31 de marzo


lunes, 17 de diciembre de 2007

"LA NIÑERA"

LOCURA Y SOLEDAD

Sinopsis: Frank, Julie y su hijo recién nacido, Sam, se mudan a una apartada casa en una zona rural despoblada. Julie está afectada de estrés posparto, y Frank está haciendo lo imposible por intentar ayudarla a él y a su hijo mientras trabaja en su libro. Mientras tanto, ambos comenzarán a enfermar, y en medio de atormentadoras pesadillas, comenzarán a descubrir que no están solos.

Lukas Haas, el niño de “Único testigo” (Peter Weir, 1985) ya se nos ha hecho mayor, a pesar de que parece seguir teniendo la misma cara. Tras sorprendernos el pasado año con interpretaciones como la de “Brick” (Rian Jonson, 2006), la de “Alpha Dog” (Nick Cassavetes, 2007) o la de “Last Days” (Gus Van Sant, 2007), ahora lo hace con menos acierto junto a Tim Brown, quien se lanza a la aventura de la dirección con “La niñera” (2007), en la que sobresalen con demasiada claridad tanto su inexperiencia como sus deficiencias como direc
tor.
Lo hace para presentarnos una historia sencilla y sin pretensiones, destinada claramente a su consumo directo en DVD, y en la que Lukas Haas es el eje principal de un argumento intenso, soportando con dificultad el peso interpretativo de toda la cinta. Consigue
algo muy difícil hoy en día, y es llegar a captar la atención del espectador y generar en él cierta intriga hasta los últimos quince minutos de película. Y todo ello sin recurrir a hipérboles sensoriales ni a efectos manidos, salvo tal vez la presencia del espíritu junto a la cuna, cuyo dedo acusador, camisón sucio y greñas mugrientas nos llega a recordar a los espíritus torturados de tantas y tantas cintas de terror oriental.
En ella nos regala un gratificante viaje por la soledad y la locura durante el cual, Frank (Lukas Haas) y Julie (Emily Hampshire) se verán abocados a un progresivo distanciamiento que les trastornará. El insomnio y la soledad, el amor y el odio, conforman los elementos fundamentales de este thriller de engañoso título y peor carátula (junto a estas líneas ofrezco la versión canadiense, bastante más sugerente y acertada), que sembrará en el espectador un cierto desasosiego a medida que vayan transcurriendo los minutos.

Apunte especial merecen algunas de las secuencias de la cámara de video y del escucha para bebés, que provocará ecos en los más avezados, recordándoles ciertos pasajes de “La habitación del niño” (Alex de la Iglesia, 2006).
Por contra, la pesadez y falta de pulso del tempo narrativo, hace que por momentos nos dé la sensación de que la historia no avanza, y que fluctúe nuestra atención por los hechos narrados, algo que no debe cegarnos a la hora de apreciar las virtudes de una cinta que, contada por otro director con más experiencia de un modo más convencional, lograría resultados ciertamente mejores.

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